La Tierra
La Tierra
Nuestra tierra, nuestro mayor activo
El objetivo principal del cultivo del olivo es la producción de aceitunas de la mayor calidad posible para elaborar aceite. Una parte del éxito de la recolección de aceitunas de calidad se encuentra en la labor en el campo: la selección de plantas, las técnicas de plantación y cultivo y las actuaciones sobre el olivar a lo largo del ciclo anual de cultivo del olivo.
El olivo se cultiva desde hace varios miles de años, el progreso, la mecanización y la industrialización se han incorporado con más éxito a la labor de producción de aceite. Sin embargo, existen todavía una gran cantidad de labores que se realizan de forma manual igual que hace cientos de años, lo que repercute en un gran esfuerzo en mano de obra para poder llevar aceitunas de máxima calidad a la Almazara.
Nuestra marca centra sus recursos y esfuerzos en conseguir por encima de todo un producto de máxima calidad, dejando en un segundo plano la capacidad de producción, si esta pudiera influir en un resultado negativo.
Nuestro proyecto está desarrollado en torno a la cultura familiar de elaborar un producto único de máxima calidad donde priman los detalles que aporten un valor esencial al producto y la marca que lo rodea.
Nuestros cultivos están plantados en una superficie en superintensivo, lo que significa que tienen un marco de plantación de 3,25×1,20 metros. Esto permite concentrar una plantación de 25 hectáreas con 40.000 plantas de la variedad arbequina.
Con un sistema de última generación en riego por goteo y una instalación de placas solares para la obtención y conservación del agua, proveniente de pozos subterráneos que pertenecen a acuíferos provenientes del Guadiana. Así se aportará al árbol la cantidad de agua precisa para que crezca, se desarrolle y madure sin estrés hídrico, esencial para un óptimo desarrollo sensorial.
Calidad pensada desde el cariño
La poda se realiza después de la recolección, que para elaborar un aceite verde de nuestras características suele ser en el mes de octubre (pudiendo variar en algunas campañas según la madurez del fruto). Por lo tanto entre los meses de noviembre, diciembre y enero vamos realizando la poda por sectores. Es una poda bianual, con aclareos de las ramas de tercer y cuarto orden cuando se espera una gran cosecha para evitar cargas excesivas que, además de empeorar la calidad de los frutos reduciendo su tamaño y rendimiento, desvitalizan el olivo. La clave de las plantaciones de arbequina en superintensivo es mantener una altura máxima de las plantas de 1,5 metros (desde en inicio del follaje). Lo interesante es mantener el fruto en las ramas laterales y concentrar el fruto a la misma altura, para una óptima alimentación del mismo y su posterior recolección a máquina.
Los restos de poda son triturados con el fin de evitar la quema de los mismos, dado sus perniciosos efectos medioambientales, así como las consecuencias negativas para la productividad a largo plazo de las tierras.
El cuidado de la tierra, clave en la calidad final
En cuanto al mantenimiento del terreno y las «malas hierbas», no son sistemáticamente combatidas. El empleo de herbicidas en los pies de los olivos no ha sido una práctica habitual en nuestra finca debido, entre otras razones, a que deja residuos en los aceites. Es conveniente dejar la hierba que produce materia orgánica y es buena para la fertilización del suelo. La hierba excesiva se controla con desbrozadora manual y con la ayuda inestimable del ganado.
La forma tradicional en que aplicamos los fertilizantes al olivar es aportando el estiércol de los animales al suelo, cerca de las raíces absorbentes, que están distribuidas por medio de las calles del olivar en el horizonte superficial, que es el mejor aireado y el más rico en elementos nutritivos. El sistema de riego localizado por goteo nos permite además corregir las posibles deficiencias que presenten los árboles, siempre utilizando abonos procedentes de origen animal.
Para el control de plagas y enfermedades el objetivo principal está basado en métodos preventivos, utilizando las adecuadas prácticas de cultivo que aseguraren el buen desarrollo de las plantas y por tanto su resistencia natural a plagas y enfermedades.
El abonado adecuado a base de materia orgánica, tal y como hemos explicado, es uno de los pilares tradicionales de nuestras prácticas agrícolas.
Promovemos el desarrollo de la fauna autóctona y la suelta de insectos útiles (parásitos o depredadores), como los parasitoides del pulgón por ejemplo las mariquitas. Con el desbroce de hierbas adventicias y dejarlas como acolchado en interlíneas, se consigue la protección del suelo y de organismos como insectos depredadores que ayudan a combatir plagas.